Reportaje efectuado al Dr. Armando Oscar GROSS
Publicado en medios gráficos (Clarín, La Voz, Alternativa), en el año 2001.-
La Fundación “ALBERT EINSTEIN” de la República Argentina nació hace más de diez años, primero en la ciudad de Córdoba, luego con filial en Capital Federal. En Neuquén se instaló en el año 1993, recibiendo la personería jurídica Nº: 0726/95 dos años después.
Sus objetivos son: investigación, publicación y docencia, principalmente en el área de la inmunogenética y de la psicobiofísica, disciplina esta última en la que la institución es pionera en el país.
Consultado su presidente, el Dr. Armando Oscar Gross, sobre el motivo por el que una organización con tal especificidad sea tan poco conocida, respondió:
Gross: -Quizás no seamos conocidos a nivel popular, pero nuestros trabajos de investigación en psicobiofísica y los resultados obtenidos son publicados en las revistas especializadas y sometidos a discusión desde hace veinte años aproximadamente. Lo que sucede es que para que “aparezcan” en las bibliografías nacionales, tienen que pasar un promedio de cinco años desde su publicación en el exterior.
Por otro lado, siempre hemos trabajado en un área científica relativamente difícil de ser aceptada por los médicos locales con “formación ortodoxa”.
En el campo de la Inmunogenética, que es más reciente, hemos difundido muchos resultados importantes, que por la proximidad en el tiempo se reitera lo antes dicho. Es curioso, pero algunos resultados experimentales, clínicos y de campo ya son más conocidos por los estudiantes de medicina (naturales “navegantes”de Internet) y por profesionales de la Física y de la Electrónica, que por los médicos.
Además, recién desde hace seis años hemos publicado algunos trabajos en medios periodísticos que llegan a la gente no especializada.
Pero la mayoría de nuestros artículos y resultados los enviamos a la Escuela de Medicina “Albert Einstein” de Nueva York, donde naturalmente tienen más resonancia.
Es fácil imaginar lo difícil que debe ser en este país dedicarse a la investigación en áreas poco exploradas...
Gross: -Por las razones que todos conocemos, en Argentina la investigación científica tiene que tener características de transferencia tecnológica inmediata, para plantear una posibilidad de rentabilidad y recupero para los que invierten en este tipo de investigaciones, lo cual se hace muy difícil en las áreas en que trabajamos.
El apoyo privado era lo último que nos iba quedando, porque lo que es desde el estado nacional, la última vez que nos habían acordado un subsidio hace algunos años atrás “se perdió” en el camino.
Además, como estábamos experimentando ya con anticuerpos monoclonales diluidos “homeopáticamente” en niveles infinitesimales, y con pacientes voluntarios, muchos colaboradores nuestros tuvieron el temor de que nos pasara como “el caso del propóleo” y sufriéramos un sabotaje.
En fin, usted ya conoce lo que pasa en nuestro querido país con la investigación científica, si no fíjese lo que les sucede a los dos mil becarios actuales del Conicet, a los que les deben un montón de meses de los cuales dependen para vivir, ya que son de dedicación exclusiva.
¿Y a usted nunca se le ocurrió irse a trabajar al extranjero?
Gross: -Sucede que yo ya estaba acomodándome en un país del llamado “primer mundo”, trabajando, investigando y viviendo como quería, cuando “llegó” de nuevo la Democracia en el ’83 y me dije..... ¿por qué no?. Y me volví a la Argentina. Después no pude dar marcha atrás, un poco por cabeza dura y otro poco por razones familiares. Hoy ya no tengo edad ni más ganas para volver a intentarlo.
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