FUNDACION ALBERT EINSTEIN DE LA REPUBLICA ARGENTINA



Nuestra Fundación es una Organización No Gubernamental (ONG), civil y sin fines de lucro, cuyos objetivos son la Investigación, Publicación y Docencia, principalmente en las áreas de la
PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA. Fue creada en el año 1974 en la Ciudad de Córdoba, República Argentina por su actual presidente, el Dr. Armando Oscar Gross (quien ostenta los títulos universitarios de: Médico Cirujano, Tocoginecólogo, e Ingeniero Electrónico). Al año siguiente, abrió una filial en Buenos Aires y recién en el año 1995, se abrió otra filial en la Ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina. Todas poseen sus correspondientes matrículas otorgadas por decretos de los Poderes Ejecutivos respectivos de cada Provincia, según lo establecen los requisitos legales de Personas Jurídicas. Nuestros integrantes pertenecen a dos grupos: los que están siempre dedicando tiempo a las distintas investigaciones de la Fundación, con líneas orientadas fundamentalmente a las áreas de la PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA; y el otro grupo, conformado por Profesionales e Investigadores independientes INVITADOS a participar con sus trabajos, los cuales, ameritan ser publicados en este sitio de la web, por significar un verdadero aporte a la Cultura, y de cualquier área del Conocimiento, totalmente despojados de parcialidades, prejuicios raciales y/o fundamentalismos religiosos. Por supuesto, a todos ellos nuestro total reconocimiento. Cada trabajo que Usted encuentre en este sitio, está firmado por su correspondiente autor. Si necesita informaciones adicionales, o realizar alguna crítica, puede hacernos llegar sus comentarios, haciendo "clic" en "Contáctenos". Muchas Gracias.

APOCALIPSIS...¿NOW? (Primera Parte)

por Armando Oscar Gross

La idea de que existen los “Objetos Voladores No Identificados” (OVNIs), o comunmente llamados "Platos Voladores", ha tomado cuerpo de realidad concreta en la mayoría de las personas de todo el mundo.
Los innumerables testimonios recogidos a través de la historia de la humanidad, por los investigadores del tema, constituyen lo que jurídicamente se denomina semiplena prueba; las pruebas científicas inobjetables todavía son discutibles.
De cualquier modo que sea, la gente común considera -hoy en día- como normal, mantener una conversación sobre los OVNIs. Lo que sí, pocos se detienen a pensar de manera minuciosa sobre la trascendencia y significación que implica para toda la Cultura de la Humanidad, reconocer dicha existencia. A pesar de todo -y de algunos- esta nueva forma de pensar también requiere un hábito, como cualquier costumbre.
Para los que estamos convencidos de la trascendencia de la Hipótesis Extraterrestre y de sus alcances, no nos produce ya más sorpresa pensar en que eso, que han visto nuestros ojos, es una máquina tripulada por otros seres iguales a nosotros -pero superiores- en potencia tecnológica y capacidad humana. Inevitablemente, el Hombre ha entrado en la Era de la Conciencia Cósmica.
Sin embargo todas las instituciones humanas vienen del pasado y tienen en él fundamentada su existencia y su vigencia. De allí provienen sus giros idiomáticos, la mayoría de los actuales conceptos científicos, filosóficos y religiosos; es todo un mundo perfectamente sedimentado durante siglos, (y aún milenios), que no va a cambiar de la noche a la mañana.
De allí provienen sus innumerables Iglesias, cuyas creencias tiene el hombre que aceptar, por más que ahora presienta el Universo de otra manera.
Pensar de la nueva forma le significa al Hombre Nuevo, una verdadera acrobacia mental, que lo pone de frente a dogmas aprendidos desde siglos, cuestionando sus más íntimas convicciones; y sin que por ello sienta temor a las represalias morales de los sistemas.
No es un modo natural de pensar para él, aquél que establece que el origen del hombre está fuera del planeta; que en otros lugares del universo surgieron las ideas que ahora lo rigen en las matemáticas, la filosofía, la religión. Tampoco entra en sus hábitos mentales imaginar otros hombres, más inteligentes, super cultos, tecnológicamente más poderosos, en su vida cotidiana, en sus relaciones con otros hombres, en mundos que no puede ni siquiera concebir.
La Hipótesis de la vida Extraterrestre modifica desde la raíz todas las ideas que ha tenido el Hombre y todas las creencias que ha podido sostener. Los mismos hechos del pasado, los mismos pasajes de los libros antiguos, las mismas enseñanzas de los profetas; los mismos monumentos que, analizados desde el punto de vista tradicional, dan como consecuencia, un conjunto de ideas aparentemente bien concretas y definidas, analizadas desde este otro punto de vista, (la Hipótesis Extraterrestre), nos proyectan a interpretaciones cuyos contenidos hasta ahora son insospechados. Pero eso sí: perfectamente congruentes y mucho más lógicos en su conjunto que las ideas aceptadas hasta ahora y que constituyen el ámbito de la actual cultura humana.
Para entrar en materia vamos a considerar un caso concreto: “EL APOCALIPSIS”, último libro de las compilaciones bíblicas.
De acuerdo con las interpretaciones clásicas este libro es un conjunto de visiones de gran contenido estético y sorprendente imaginación. No hay interpretaciones lógicas para el conjunto de sus escenas y sí millares de interpretaciones de tipo fundamentalmente religiosas, para cada uno de sus pasajes, de sus versículos, de sus palabras.
Durante casi dos mil años la humanidad occidental ha leído este extraño libro, pensando de él cualquier cosa. Para unos, la visión de un santo cuyo contenido es inescrutable. Para otros, una hermosa compilación tomada de diversos libros antiguos; para otros, finalmente, la visión desaforada de un soñador.

Pero desde el punto de vista de la "Hipótesis Extraterrestre", el Apocalipsis sería "un tratado técnico escrito por tecnólogos de la antigüedad, destinado a los tecnólogos del futuro. Traducido a un código rural, apto para ser transmitido por hombres de mentalidad campesina, logrando –en consecuencia- que el verdadero mensaje no se pierda".


Analicemos bien los términos de la nueva hipótesis. Se trata de un tratado técnico, vale decir de contenidos que únicamente son accesibles a otros técnicos. Se trata, además, de un tratado técnico traducido a un código rural que el hombre creerá entender por referirse, aparentemente, a los elementos de su mundo circundante, y en ningún momento sospechará que lo que él lee es simplemente un código, no el contenido del mensaje. De ahí la ilusión de tantos de nuestros antepasados, anteriores a la era tecnológica, de haber entendido el Apocalipsis.
Para el hombre de la era tecnológica -el tecnólogo- la situación es completamente diferente. Está en condiciones de interpretar el mensaje, pues conoce parte de su contenido. Además, el desarrollo de la "Informaciología" (Teoría de la Información), lo ha provisto de técnicas de decodificación perfectamente estructuradas que no tiene más que aplicar para obtener la información inicial del mensaje.
¿Pero cuál es la cantidad de ruido que contiene el mensaje? Sabemos que a medida que un mensaje es retransmitido, aumenta su “entropía”, lo que técnicamente significa aumento de ruido. Por suerte contamos con varias herramientas, como el Teorema de Shannon, entre otros, que nos permite, aumentando en forma significativa el número de canales de información, disminuir y eliminar -prácticamente- todo el ruido.
Este es uno de los métodos utilizados por las sondas espaciales cuando nos mandan información desde tan lejos. En el caso que nos propusimos (hace ya más de veinticinco años: la decodificación del Apocalipsis), la tarea se nos ve facilitada porque el mensaje ha llegado hasta nosotros con muy poco ruido.
Esto nos permite apreciar -aún más- la habilidad de aquellos tecnólogos, verdaderos psicotécnicos, que supieron utilizar las estructuras sociales y sicológicas del hombre primitivo y contemporáneo, para transmitir por su intermedio, un mensaje sin deformación a través de milenios.
Aún en caso de grandes cataclismos, es imposible que el Apocalipsis se pierda, debido a los miles de millones de copias que se han realizado a través de la historia y de todo el mundo.
El impacto emocional de las imágenes narradas en él, aparentemente inexplicables, produjo el milagro de su supervivencia completa, de modo de llegar hasta nosotros casi sin "ruido". Lógicamente, una interpretación en base a la "Hipótesis Extraterrestre" será diferente de todas las anteriores. Digamos de paso que el nivel de sabiduría tanto tecnológica, psico-sociológica, como artística allí acumulada, es tremendamente superior al que poseemos en el presente. Además, sus autores demuestran conocer tan perfectamente las tendencias y debilidades de la raza humana, en el contexto espaciotemporal, que nos deja cavilando muy seriamente.
Salvando las distancias, es lo mismo que sucede cuando observamos a un niño que está jugando con un alambrito en la mano, frente a un enchufe de corriente eléctrica; nosotros sabemos lo que le sucederá al persistir en su actitud. Lamentablemente, cuando el accidente se produce, ahí recién el niño comprende que le estábamos advirtiendo una verdad.
Podríamos desarrollar el tema sobre lineamientos estrictamente técnicos basados en los postulados de la Informaciología, pero para el nivel que nos hemos propuesto, corresponde una exposición lo más simple posible.
Cualquier lector puede tomar el Apocalipsis y fijarse, por ejemplo, lo que dice el Capítulo IX.
Se trata de una historia de “langostas”, “caballos”, “incendios de praderas”, “picaduras de escorpiones” y otras escenas aparentemente del ámbito rural.
Pero como hemos afirmado más arriba, el mensaje está destinado a los tecnólogos del futuro, -es decir a los técnicos del presente-, de tal modo que deberemos hacer algunas explicaciones de la forma más sintética posible. Recordaremos -por ejemplo- que el petróleo contiene la energía proyectada por el Sol, sobre la Tierra, desde épocas prehistóricas y condensada, (esta energía), en forma de vegetales, que fueron comidos por animales y depositados en el fondo marino, y que ahora permanece en el interior de la Tierra, hasta que se horada un pozo (petrolífero) y vuelve a la superficie. Al incendiarse devuelve la primitiva energía entregada por el Sol. A nadie escapa, además, que el Sol es una estrella, de modo que el petróleo es, simplemente, la energía de una estrella oculta en el interior de la Tierra.
Con estos elementos será suficiente para interpretar un texto como el referido, que comienza diciendo:
"...y ví una estrella que cayó del cielo en la Tierra. Y (alguien) abrió el pozo del abismo y subió humo del pozo como el humo de un gran horno; y oscurecióse el Sol y el aire por el humo del pozo".
Esta excelente pintura del hecho común del incendio de un pozo de petróleo, es seguida por esta asociación que cualquiera interpretará sin ambigüedades:
"...Y del humo salieron langostas sobre la Tierra; y les fue dada potestad, como tienen potestad los escorpiones de la Tierra".
El versículo siguiente continúa afirmando el hecho anterior de las langostas conectadas a un pozo de petróleo y evidentemente dañinas y dolorosas.
Para que nadie se llame a engaño pensando que se tratan de langostas comunes, como el animalito que todos conocemos, se aclara:
"Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la Tierra ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol sino solamente a los hombres..." Insistiendo por segunda vez, sobre el carácter dañino de estas "langostas", se proyecta la imágen del “escorpión”:
"Y les fue dado que no los matasen sino que los atormentasen... y su tormento es como tormento de escorpión cuando hiere al hombre". Insistiendo en el aspecto emocional, continúa el texto:
"Y en aquellos días buscarán los hombres la muerte, y no la hallarán; y desearán morir, y la muerte huirá de ellos".
El texto retorna ahora, a los aspectos técnicos del avión, al que describe como pareciéndose a caballos sobre los que van montados hombres –obviamente- y describe sus hélices como “coronas de oro” que están sobre sus cabezas:
"Y el parecer de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro..."
Pero marcando una evolución evidente, el versículo siguiente aclara los aspectos técnicos que se alcanzarán en el tema de la propulsión:
"...Y tenían cabellos como cabellos de mujer".
La descripción pintada de los dos modos de propulsión de los aviones, es técnica y poéticamente correcta, pues todos hemos visto el dorado de las hélices que brillan en los atardeceres serenos. Y también las largas estelas de los "jets" que vuelan en la estratósfera.
El siguiente versículo continúa dando precisiones técnicas sobre el avión al que pinta acorazado con planchas de hierro y añadiendo una acertada imagen sobre el estruendo de una “escuadrilla de aviones” utilizando, en la descripción, elementos rurales:
"...Y tenían corazas como corazas de hierro; y el estruendo de sus alas, como el ruido de carros que con muchos caballos corren a la batalla...".
Volviendo a la imagen del “escorpión”, el texto hace referencia a una precisión técnica muy importante, con clara evidencia a una característica que poseen los aviones supersónicos. Estos llevan, efectivamente, la cola encorvada hacia arriba, aludiendo también a la peligrosidad de dicha característica con la cual hacen daño a los hombres.
Insisto en invitar al lector a que tome el texto del Apocalipsis para leerlo y así favorecer nuestra síntesis y descripción. Se verá que inmediatamente hace alusión a lo que cualquiera sabe, cuando se menciona el "fuego, humo y azufre" saliendo de bocas colocadas en los aviones. Recordemos que las armas de fuego aparecieron 1.500 años después de la elaboración del texto. Pero como podría haber dudas sobre la exacta interpretación y significado, en el siguiente versículo aclara:
"...De estas tres plagas fue muerta una tercera parte de los hombres: del fuego, del humo y del azufre que salía de la boca de ellos".
Luego continúa añadiendo nuevos elementos que reafirman los contenidos anteriores con algun pequeño "ruido", pues hay una cierta confusión entre bocas, cabezas y colas; ello era de esperar en un libro que ha sufrido milenarias transcripciones. No obstante, la deformación entrópica del texto no afecta a su coordinación.
Concluída la descripción técnica, el texto pasa a consideraciones psicosociales:
"...Y los hombres que no fueron muertos con estas plagas, aún no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no adorasen a los demonios, y a las imágenes de oro y de plata, y de metal y de piedra, y de madera; las cuales no pueden ni ver, ni oir, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación ni de sus hurtos".
No añade nada a nuestros conocimientos el enterarnos de que, en todo lo que el hombre fabrica, utiliza como materias primas los elementos aludidos, incluyendo el petróleo. Que se fabrican cosas que vuelan que se parecen a las langostas, pero que llevan planchas metálicas, y que no comen vegetales pero que se alimentan del poder de un pozo de petróleo; que los hombres van sentados sobre ellas para hacerle daño a otros hombres, arrojándoles fuego, humo y azufre. Cómo están propulsadas; el ruido espantoso que hacen al volar, etc.,etc.
En cambio, la pintura que hace de nuestro mundo de “hechiceros, ladrones, homicidas y fornicadores", no es una semblanza muy recomendable. Los críticos de nuestra sociedad nunca quisieron llegar tan lejos; pero los autores del Apocalipsis parecen tener ideas bastante distintas sobre nosotros mismos.
No obstante, si lo pensamos bien, parecen tener razón. Todos nuestros sistemas de distribución económica a través de la historia, han carecido de la justicia necesaria como para que no sean calificados tan duramente. Además nuestros gobiernos terrestres más poderosos, han destinado siempre más del 60% de sus entradas a la fabricación de elementos bélicos.
Por otro lado, los resultados de nuestra ciencia, también han sido destinados a la explotación y destrucción del hombre; por lo tanto, más que ciencia es hechicería. Los grandes hallazgos científicos y técnicos que nosotros calificamos de "progresos", son allí, directamente calificados de "plagas"; y los que nosotros llamamos "benefactores de la humanidad", son allí -simplemente- los ángeles que traen las plagas. Con respecto al resto, huelgan los comentarios.
Antes de proseguir, debo hacer una salvedad importante sobre la aparición del número cinco que aparece un tanto peregrinamente y que corresponde a una técnica muy usada en el Apocalipsis.
Como verá el lector, ya al comienzo del Capítulo IX que hemos venido analizando, se menciona: "Y el quinto ángel tocó la trompeta..." Luego se menciona al número cinco dos veces más. Pues bien, en este caso se está haciendo referencia a los "CINCO PUNTOS CARDINALES".
Y no se asombre el lector. Aludir a los “cuatro puntos cardinales”, como solemos hacer, es carecer de nociones elementales, pues debemos tener en cuenta el centro de coordenadas de referencia, o centro de estación. Por lo tanto, los autores, con mucha sabiduría y síntesis poética, nos indican que los hechos que se narrarán a continuación, en dicho versículo, se desenvolverán sobre la faz de la Tierra.
Cuando más adelante hace referencia al número SIETE, significa que lo que se va a describir acontece en el espacio. Específicamente esto se observa en el capítulo siguiente cuando se describe la “cohetería”, lo cual ha sido una evolución tecnológica lógica para nosotros. La descripción, su uso y experiencia por nuestra parte la veremos en una próxima entrega, al comentar el Capítulo X del texto.
Quiero aclarar, que esto que aquí establezco, es parte de un código estrictamente seguido en todas las partes del Apocalipsis.
Las respuestas que obtengamos, dependerán de la hipótesis que adoptemos, como dijimos al principio.
Si pensamos que no hay ni ha habido en ninguna parte del Universo vida inteligente -aparte de nosotros- en tal caso, no puede haber tal mensaje y todo el texto es "simple coincidencia" como gustan decir algunos.
Pero si la Hipótesis Extraterrestre es la que aceptamos, en tal caso, lo más natural es que quienes escribieron estos pasajes, “han tenido” un completo conocimiento de nuestra historia, por tener -asimismo- un manejo del espaciotiempo lo suficientemente amplio como para anticipar nuestras tendencias.
No se trata aquí de una demostración, pues, el mensaje no puede ser una demostración de sí mismo. Todo depende exclusivamente de las hipótesis que barajemos, como dijimos. Aquí estamos simplemente analizando una hipótesis muy seria como para tener en cuenta y observando los resultados que obtenemos de su aplicación.
Si, como venimos diciendo, sus autores percibieron nuestras tendencias hipócritas y suicidas a través de la Historia, es evidente que algunos hechos ya los podemos reconocer y otros serán -posiblemente- de carácter premonitorio.
Si el lector tiene la suficiente inquietud intelectual como para leer en cualquier versión del Apocalipsis, el Capítulo IX que hemos venido analizando, podrá comprobar con sorpresa que las acciones que narra, se sitúan geográficamente en la zona más caliente, (e históricamente más bélica), del planeta: ...la ubicada entre el Tigris y el Eufrates.


Artículo publicado en la Revista STENDEK (Alemania) . Primavera de 1990

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