por Armando Oscar Gross
La prevención del cáncer aumenta en eficiencia, de manera inversamente proporcional al período de tiempo invertido en buscarlo. En otras palabras, un cáncer puede ser evitado, y con éxito, cuanto menos tiempo perdamos en descubrirlo. Para esto, surge la imperiosa necesidad de un correcto diagnóstico, cuya modalidad debe ser sub-clínica, o dicho más correctamente: pre-clínica.
Esto le permite al profesional médico la inmediata aplicación de -primero- un Tratamiento Profiláctico, para luego, una vez estabilizado el sistema inmunológico, no permitir que el problema reaparezca.
Quiero aclarar que lo expresado en último término, es patrimonio de las técnicas teratéuticas de más avanzada que se manejan en la actualidad.
Pero ¿qué significa pre-clínico ?
Significa que el cáncer debe ser detectado antes de que se pueda palpar, verlo, o darse cuenta de su presencia, porque se pone de manifiesto de manera repentina por medio de una hemorrágia, un dolor, un nódulo, etc. Cuando ésto se produce, el diagnóstico clínico es completado con estudios especializados, que generalmente van de lo menos a lo más agresivo: desde imágenes, a biopsias, por ejemplo. Una vez certificado científicamente el diagnóstico de cáncer, comienza la angustia de encarar el tratamiento.
La gente -en su mayoría- intuye que los tratamientos actuales contra el cáncer, son causa de más sufrimiento que lo que la misma enfermedad, aún en etapa terminal, puede provocar. Lo han podido ver y apreciar en algún pariente o ser querido.
Pero como -culturalmente- nos hemos acostumbrado al mito de que con lo único que se trata el cáncer es con quimioterápia, o citostáticos, y que, “a pesar de que se logra alguna mínima paleación o sobrevida, la persona se morirá lo mismo... y se le aconseja que haga el tratamiento con quimio... que es lo único que hay...”, en fin, -entonces- no nos tenemos que sorprender cuando el paciente con cáncer, termina buscando la ayuda de algún curandero; por lo menos, lo sabe escuchar y comprender.
Pero volvamos a lo que significa sub-clínico para nosotros.
Nuestra medicina -digamos- convencional y ortodoxa, certifica el diagnóstico de un cáncer, en base a pruebas irrefutables, como lo son, el Papanicolaou en ginecología, los informes anátomo patológicos de una biopsia, etc. Pero ése diagnóstico, para nosotros es tardío. Ese cáncer ha cumplido un largo ciclo, y ya es su expresión terminal clínica, lo que no significa que no sea tratable. Aquí sí pueden aconsejarse las medidas más agresivas, pero que no cumplirán un verdadero rol terapéutico en la mayoría de los casos, sinó de paliación o sobrevida.
En cambio, nos podemos adelantar, detectando el proceso canceroso desde las primeras células malignas que se forman como producto de una mutación genética, la cual a su vez se puede deber a diversos factores. Recordemos que cuando existen claros antecedentes familiares de una línea de repetición de ciertas enfermedades (en este caso: cáncer), significa que hay un terreno predisponente. Y cuando a ésto se suma una serie de factores irritantes, o disparadores para producir o “empujar” a que se efectúe una división celular “mala” (también llamada: “clona maligna”) como demostradamente lo son: el tabaco, alcohol, drogas, stress, comida chatarra, etc., el sistema biológico comienza a producir elementos que, hoy en día, pueden ser rastreados y reconocidos por nosotros. Estos elementos que menciono, son denominados INDICADORES o MARCADORES BIOLOGICOS, que todo médico debe conocer, pedir y utilizar.
Asimismo, sumados a estos marcadores, se deben tener muy en claro los conceptos de los cómos y porqués ciertos análisis que pide el médico, resultan con valores que puedan llamar la atención. Recordemos, que para éso el médico estudió medicina y - se supone- vive actualizándose. Hoy en día todo médico debería pedir como rutina (y toda Obra Social lo debería cubrir), marcadores biológicos como el Ca153, Ca19-9, Ca125, Ca742, Fosfo-exosa-isomerasa, CEA (Antígeno Carcinoembrionario), AFP (Alfa Fetoproteína), además de los más comunes: Fosfatasa Alcalina, Deshidrogenasa Láctica, 5-nucleotidasa, Somatotrofina sérica, Gamma Glutamil Transpeptidasa, IgG, IgA, IgM, IgD, etc. Todos estos elementos cobran real jerarquía al ser valorados en una auténtica etapa sub-clínica por nosotros; siempre y cuando lo sean en función de tres factores de riesgo:
1)Antecedentes hereditarios, familiares y personales. Aquí estarían incluídos los factores de riesgo, el estrés, la desocupación , la injusticia social...
2)Deficiencia Inmunológica, y por fín,
3) Los Marcadores Biológicos.
Hoy en día no tiene sentido esperar diagnosticar un cáncer tumoral, cuando es perfectamente posible diagnosticarlo en su etapa sub-clínica.
Desde que se produce una mutación provocando las primeras clonas malignas, hasta que llegamos a palpar un nódulo mamario de menos de un gramo de peso, han pasado -aproximadamente- de seis a nueve años...!!!
El tumor canceroso es una etapa terminal clínica del cáncer, (pero no del paciente), que tiene toda una historia previa, que hoy en día debe y puede ser valorada para un diagnóstico precoz.
Luego de la etapa tumoral o terminal, el cuadro clínico puede complicarse con migraciones metastásicas del tumor primitivo, que se producen en general, por inmunodeficiencias o inmunosupresión. Una vez realizada la etapa del diagnóstico sub-clínico, seguimos de un tratamiento profiláctico. Esto es lo que nosotros realizamos, como resultado de las investigaciones y comprobaciones elaboradas en nuestra Fundación, y que constituye -por primera vez- una verdadera BIO-prevención. Nuestra terapéutica de orígen absolutamente natural aplica, en estos casos, la terapéutica inmunogenética, con resultados altamente significativos. Sin embargo, a pesar de las publicaciones realizadas, la ignorancia profesional a nivel local es alarmante.
Ya es posible apreciar la importancia que tiene la prevención en este tema. Pero para ello, no solo debe actuar el médico, sino, fundamentalmente la misma población en general. No es posible que algunas personas, que sabiendo que tienen una gran carga genética con propensión a cierto tipo de cánceres, que pueden hacer un verdadero diagnóstico precoz, y que pueden cambiar -rotundamente- el posible desenlace, aún así, hoy en día, se nieguen a buscarlo.
Indudablemente es una cuestión cultural. Y esto involucra tanto a médicos como a pacientes. Incluso todavía hay personas que piensan, que tanto el cáncer, o el SIDA, o cualquier otra enfermedad importante, constituyen un "castigo divino..."
Hay que cambiar la mentalidad de las personas y hacerles saber y comprender, que tener un cáncer y que, si éste es detectado en las etapas tempranas, NO ES SINONIMO DE MUERTE.
Aún así no crea el lector que nuestra tarea, como médicos, es fácil. Todavía escuchamos a algunas personas que se jactan de "no haber pisado nunca el consultorio del médico..."
También existen aquéllas que se les descubre una imágen tumoral en alguna radiografía o ecografía por casualidad, o valores alterados en análisis de rutina, que le hacen sospechar a su médico rápidamente en el diagnóstico de cáncer; y sin embargo, escuchamos a sus parientes decir: “...no puede ser que tenga cáncer; si hasta ayer fué siempre tan sano, que nunca tuvo necesidad de ver un médico..."
En fín, es muy posible que así como algunos genes son suprimidos por la evolución, también “La Selección Natural” actúe por medio de las actitudes humanas.
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