FUNDACION ALBERT EINSTEIN DE LA REPUBLICA ARGENTINA



Nuestra Fundación es una Organización No Gubernamental (ONG), civil y sin fines de lucro, cuyos objetivos son la Investigación, Publicación y Docencia, principalmente en las áreas de la
PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA. Fue creada en el año 1974 en la Ciudad de Córdoba, República Argentina por su actual presidente, el Dr. Armando Oscar Gross (quien ostenta los títulos universitarios de: Médico Cirujano, Tocoginecólogo, e Ingeniero Electrónico). Al año siguiente, abrió una filial en Buenos Aires y recién en el año 1995, se abrió otra filial en la Ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina. Todas poseen sus correspondientes matrículas otorgadas por decretos de los Poderes Ejecutivos respectivos de cada Provincia, según lo establecen los requisitos legales de Personas Jurídicas. Nuestros integrantes pertenecen a dos grupos: los que están siempre dedicando tiempo a las distintas investigaciones de la Fundación, con líneas orientadas fundamentalmente a las áreas de la PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA; y el otro grupo, conformado por Profesionales e Investigadores independientes INVITADOS a participar con sus trabajos, los cuales, ameritan ser publicados en este sitio de la web, por significar un verdadero aporte a la Cultura, y de cualquier área del Conocimiento, totalmente despojados de parcialidades, prejuicios raciales y/o fundamentalismos religiosos. Por supuesto, a todos ellos nuestro total reconocimiento. Cada trabajo que Usted encuentre en este sitio, está firmado por su correspondiente autor. Si necesita informaciones adicionales, o realizar alguna crítica, puede hacernos llegar sus comentarios, haciendo "clic" en "Contáctenos". Muchas Gracias.

CANCER e INJUSTICIA SOCIAL

Dr.Armando Oscar Gross

Los conocimientos sobre el orígen del Cáncer que en la actualidad poseemos, son realmente espectaculares. Más aún, si los comparamos con diez años atrás.
Los avances más importantes han impulsado el desarrollo de áreas de investigación, que -históricamente- eran pequeñas, o simplemente no existían. Me refiero específicamente a la Biología Celular y Molecular, por un lado, y a la Ingeniería Genética por el otro. Esta última, consta fundamentalmente de técnicas que permiten el manejo de elementos muy importantes, dentro de los códigos genéticos, para la formación de nuevas substancias que puedan ser utilizadas con fines diagnósticos y terapéuticos en medicina, (humana y veterinaria). Lo mismo sucede en agronomía, para el logro de productos mejores y rentables desde todo punto de vista.
Pero el mayor éxito obtenido, desde el punto de vista de la medicina humana, ha sido la comprensión de los distintos fenómenos que deben conjugarse, para que un cáncer se produzca.
Sabemos -por ejemplo- que cuando una célula pierde la capacidad de controlar su multiplicación, como consecuencia de una mala función de los mecanismos de regulación de sus genes, la célula se aparta de su camino de normalidad, para pasar a ser una célula cancerosa.
Pero, ¿cuáles son los factores que hacen que ésa célula, llegado un momento determinado, cambie (o "mute") hacia una célula cancerosa ?
En la actualidad, ya estamos en condiciones de asegurar, que la predisposición genética es muy importante, pero no es la única determinante.
Desde Hiroshima y Nagasaki pudimos comprobar las consecuencias que tienen las radiaciones nucleares, las cuales provocan mutaciones genéticas al por mayor y de manera grotesca. Lo mismo sucedió en Chernobil, la actual Rusia. También cabría nombrar los elementos químicos, gases irritantes, nicotina, fumigaciones, humo de caucho quemado, etc, etc., como elementos productores de cáncer, con o sin predisposición genética.

Pero estos factores determinantes, a los efectos del presente artículo, no nos interesan tanto, porque, salvo dos o tres, los restantes todavía no son estadísticamente significativos en nuestro país.
Gracias a las actuales investigaciones ya conocemos más de veinte genes, (llamados: oncogenes, y que cada día se descubren más), los cuales son la base de distintos tipos de cáncer, que podríamos decir, no son los producidos por los factores externos que mencioné más arriba. Se siguen descubriendo más y más todos los días. Lo interesante, es haber comprobado que -prácticamente- todas las personas, poseemos los mencionados oncogenes, los cuales los hemos recibido por combinación de nuestros progenitores, o por combinaciones circunstanciales en el momento de nuestras propias evoluciones como embriones en el útero de nuestras respectivas madres. Lo que también hay que aclarar, es que cada oncogen tiene su respectivo gen “frenador”, como bien sabemos sucede con el “p-53”.
Entonces, la pregunta que formulábamos más arriba, la deberíamos completar con la siguiente: ¿Y porqué, si todos tenemos oncogenes, no nos enfermamos todos de cáncer ?
Sucede que para que un oncogen se "exprese", tienen que darse ciertas circunstancias, que no por conocidas podemos -todavía- manejarlas y mencionarlas. Pero una de esas circunstancias -y quizás la más importante comprobada hasta el momento- es el equilibrio que debe mostrar en su respuesta constante, el SISTEMA INMUNOLOGICO.
Este se comporta como un verdadero vigía, detectando todo lo que de extraño nos viene de afuera, (contagios con virus, bacterias, hongos, etc), como de los cambios que se producen dentro nuestro.
Para estas funciones, dicho sistema cuenta, entre otros, con un increíble ejército: los anticuerpos. Algunos ya están formados; otros los hemos forzado a formarse con las vacunas; y otros se forman "a demanda", dependiendo ésto último del "enemigo" que nos ataque, tanto de afuera, como de adentro.
Lo importante y hay que destacarlo, es que el Sistema Inmunológico está constantemente detectando y eliminando, no sólo lo que reconoce como malo de afuera, sino también, a todas aquéllas células que mencioné, que al reproducirse, expresan un oncogen y llegan, finalmente, a producir células cancerosas.
Como es de imaginar, todos tenemos lugares en el organismo, que constantemente necesitan reponer células nuevas, o funcionan con mayor demanda en ciertas épocas del mes y más en las mujeres que en los hombres; caso de glándulas mamarias, utero y ovarios.
Por éso, cuando el Sistema Inmunológico está deprimido y no responde como se espera, alguna célula se transforma en cancerosa y comienza producir una "familia" de células hijas defectuosas, afectando -primariamente- el órgano al cual pertenecían. Si prosigue en el tiempo, existe lo que se denomina un escape tumoral hacia otros lugares del cuerpo: son las llamadas “metástasis”.
Y aquí mencionaré algo para tener en cuenta: desde que una célula se vuelve cancerosa, y se divide hasta producir una manifestación clínica tumoral, (como -por ejemplo- un nódulo de un gramo de peso en una glándula mamaria), pasan –aproximadamente- entre seis y nueve años. . .!!!
De manera que cuando se palpa un pequeño nódulo, hemos perdido nueve años de historia de la vida de la persona, en que lo podríamos haber diagnosticado antes, y aún curado.
Hemos llegado al meollo. Por suerte para la mayoría de las personas -todavía- el Sistema Inmunológico, al nivel de detección de clonas malignas, funciona bien y puede realizar la supresión de esos elementos indeseables. De esta manera se comprueba, que en realidad, todas las semanas nos enfermamos de cáncer, y todas las semanas nos curamos de cáncer, gracias a estos sistemas de autorregulación que tenemos. El problema comienza, cuando el Sistema Inmunológico falla.
Está comprobado, estadísticamente, que las tensiones emocionales constantes, deprimentes, frustrantes, con marcada sensación de peligro inminente para la propia seguridad, o de la seguridad de los seres queridos, la falta de estabilidad económica, falta d empleo, la sensación de vivir bajo situaciones injustas, el recibir insultos y callar, reprimirse y ser reprimido, etc; y toda otra situación similar, provocan un desequilibrio tal en el Sistema Inmunológico, que de mantenerse un cierto tiempo, facilitan las condiciones necesarias para que se expresen libremente los oncogenes, produciéndose un cáncer en algún lugar determinado del organismo.
También se comprobó estadísticamente, que las enfermedades llamadas “autoinmunes” han sufrido un llamativo incremento en las últimas décadas, tanto a nivel mundial como nacional. Y –justamente- por fallas en el Sistema Inmunológico.
Finalmente, por extensión podemos afirmar, que toda INJUSTICIA SOCIAL, teniendo las condiciones biológicas necesarias predisponentes, nos producirá una alteración en el estado de salud, que puede terminar en un cáncer.
Algo similar sucedió con la tuberculosis. De nada vale tratarla con los antibióticos específicos, los cuales son regalados en nuestros sufridos servicios hospitalarios, si las condiciones de vida (“el terreno”, como decía Pasteur), no son cambiadas y mejoradas por políticas sensatas.
Todo lo expresado son verdades basadas en el conocimiento científico actual. Seguramente el lector se preguntará: ¿cómo es que los gobiernos no hacen lo imposible para evitar estas consecuencias, que, como hemos dicho, son verdades científicas?
Desde ya le advierto, y sin ánimo de desilusionarlo, que no conozco a ningún político en la historia de la Humanidad, que le haya hecho caso a las verdades científicas para gobernar.

Este artículo se publicó en Diciembre del 2000 en la revista de FeCLIR (Federación de Clínicas y Sanatorios Privados de R.N. y Nqn).

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