Armando Oscar Gross - Invierno de 1992
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Ya se puede sentar en un bar -café de por medio- y ponerse a discutir y emitir teorías con sus amigos; o en un “ciber-bar” pasándose horas de “chateo” con amigos virtuales de otras latitudes cubriendo áreas del conocimiento, que oscilan desde la Mecánica Cuántica, pasando por la Física Relativistica, incluyendo Filosofía, Teología y Teleología, para arribar -finalmente- a la elaboración de una nueva Cosmología.
Hace poco tiempo atrás, en ocasión de las primeras observaciones del satélite COBE, sigla inglesa con que se denomina al "Cosmic Background Explorer"que fuera lanzado al espacio en el año 1989, pudimos leer en los distintos medios periodísticos, no sólo información técnica al respecto, sino también la opinión de distinguidos científicos sobre las implicancias que esos datos pueden significar para la cuestión religiosa.
En distintos diarios argentinos de fecha 26 de abril de 1992, veíamos una nota titulada: "EL CREADOR QUE DA SENTIDO". En sus primeros párrafos decía:"...Un descubrimiento que podría confirmar la teoría del Big-Bang sobre la creación del Universo, ha reavivado el eterno debate sobre el papel de la religión en astronomía...". Asimismo se agregaban conceptos del conocido físico teórico Stephen Hawking, quien comentaba: "...un Universo en expansión no excluye la existencia de un creador, pero sí establece límites sobre cuándo éste pudo haber llevado a cabo su misión”.
Según estas últimas palabras de Hawking, existiría un "garante" que le da sentido al universo. De cualquier manera, no puedo dejar de reconocer la evolución del pensamiento del conocido físico, ya que en el año 1990 supo decir que "... las leyes de la Física rigen en todas partes; de manera que no es necesario creer que Dios haya intervenido para ponerlas en marcha...”.
Tamaña soberbia también la supo tener el pobre Kant, cuando al finalizar su vida y luego de haber dedicado la mayor parte de ella a querer demostrar la no existencia de un creador, tuvo que concluir en su "Crítica de la Razón Pura", que “... si Dios existía, en realidad, a él no le hacía falta para sus demostraciones”.
Yo creo que las cosas se confunden con facilidad; aún más, cuando los estudiosos se dedican a una sola área, y pierden de vista el "resto del bosque". Lamentablemente, ésto es lo que ha sucedido y sucede con la mayoría de nuestros ilustres científicos dedicados a las ciencias exactas, que olvidan fácilmente lo que aporta el Humanismo y la Historia. Peor aún cuando es un verdadero especialista y se lanza a opinar sobre áreas distintas a la suya. También el error es amplificado por los que reciben y transcriben dichas declaraciones creyendo que, si Hawking es considerado como el principal sucesor de Einstein, tiene certeza absoluta cuando opina sobre otros temas, por ejemplo: religiosos.
No olvidemos que –en el caso excepcional de Albert Einstein- a la capacitación teórica que en su área todos le reconocimos a él, se le sumaba una gran preparación humanista, y fuera de lo común, que lo calificaba para opinar tanto de física como de religión o filosofía. Esto es lo que hizo de él, un ser casi único. Y digo "casi", porque en mi humilde opinión, alguien similar en conocimientos y comprensión totalizadora, es el Dr. José Alvarez López (de Córdoba, Rep.Argentina), con quien la ciencia de nuestro país tiene una gran deuda moral todavía.
Cuando el astrónomo Hubble con sus históricas observaciones en la década del ‘20 dio las bases para que comenzara a tomar cuerpo la teoría del Big-Bang, tanto él como sus colegas no imaginaron que estaban plagiando un viejísimo concepto oriental que los místicos vienen sosteniendo desde hace miles de años.
Son muy pocos los científicos que han llegado a profundizar en el estudio del misticismo religioso de Oriente; y los que lo han hecho, se han dado cuenta que en el devenir histórico, todo lo que la ciencia positiva ha ido descubriendo y expresando en términos matemáticos, ya los viejos maestros de las culturas milenarias de Oriente, por medio de sus estados muy particulares de conciencia, logradas por la meditación, ya lo habían expresado.
Cuando hablo de misticismo oriental me estoy refiriendo a las filosofías religiosas del Hinduismo, Budismo y Taoísmo. Por más que todas ellas comprendan un vasto número de disciplinas espirituales sutilmente entretejidas y sistemas filosóficos aparentemente dispares, en realidad, los rasgos básicos en su visión del mundo y el universo son los mismos. En otros términos, comparten una misma Cosmología.
Los conceptos de la Astronomía y la Física modernas, presentan una cada vez más increíble relación de paralelismos, con los conceptos y las ideas básicas de las tradiciones filosóficas y religiosas del lejano Oriente. Aunque estos paralelismos no han sido discutidos extensamente, fueron advertidos por algunos "grandes" como Einstein, Niels Bohr, o -como lo mencioné más arriba- Alvarez López.
Como ya sabemos, Niels Bohr fue uno de los pilares fundamentales de la Mecánica Cuántica. Él supo decir hace años: "...Para un paralelismo con la lección de teoría... debemos volvernos a esa clase de problemas epistemológicos, con los que ya, pensadores tales como Buda y Lao Tzu se han enfrentado, tratando de armonizar nuestra posición como espectadores y actores, en el gran drama de la existencia".
Muy impactante es también lo que supo expresar otro gran físico de la Mecánica Cuántica, Julius Robert Oppenheimer, cuando dijo: "Las nociones generales sobre el entendimiento humano... que están ilustradas por los descubrimientos en Física Atómica, no están en la naturaleza de cosas del todo desconocidas, o nuevas, o de las que no se haya oído hablar nunca en absoluto. Incluso, en nuestra propia cultura tienen una historia. En el pensamiento Budista e Hindú, ocupan un lugar central y de mayor consideración. Lo que nosotros encontramos con nuestro razonamiento, en realidad es una ejemplificación, un estímulo y un refinamiento de la vieja sabiduría".
Los conceptos como el Espacio, el Tiempo u otros tales como Causa y Efecto, son indudablemente fundamentales para nuestra perspectiva del mundo que nos rodea, y con su radical transformación gracias a la Física, ha comenzado a cambiar nuestra visión del Universo entero.
Pero los viejos sabios orientales ya lo comprendían desde hace 2.500 años. En cambio nosotros lo vamos descubriendo "racionalmente" palmo a palmo. Desde milenios atrás se dice que BRAHMA –por ejemplo- en su naturaleza increíble y en su continua creación de lo insondable, "expande" su propia naturaleza en una suerte de "inhalación" y así "se expande el Universo".
Este concepto lo podemos encontrar en los Vedas del hinduismo, en los Sutras budistas, en el Bhagavad-Gita, e incluso en el I-Ching; y no es otra cosa que el famoso BIG-BANG. Con la diferencia que en aquéllos, el concepto es más trascendente.
Por otro lado, todavía no hay evidencias -sólo teorías- de que en algún tiempo futuro y lejano, después del Big-Bang vendrá un Big-Crash.
Dicho en otros términos, se piensa que en algún momento el Universo comenzará el proceso inverso al actual y empezará a contraerse, hasta llegar al punto inicial de los tiempos, para dar inicio a otro gran estallido nuevo (Big-Bang). Y justamente las viejas tradiciones orientales, ya nos vienen diciendo desde milenios, que así como Brahma se "expande", llegado su momento, él comenzará a expirar, haciendo que -en consecuencia- el Universo comience a retraerse.
No crea el lector que esta cuestión del Big-Bang es la única coincidencia conceptual que la Física moderna ha arrimado a las maravillosas descripciones que nos llegan desde el milenario Oriente. El concepto que actualmente se tiene en Física de lo que es la Materia, por ejemplo, es en todo similar al concepto que nos da el Bhagavad Gita.
Nos saldríamos, en realidad, de la extensión del presente trabajo describirlo, pero en pocas palabras podríamos decir, que toda la Materia presente en el Universo, hasta su intimidad atómica, en su comportamiento, es una verdadera “Danza de Shiva"(*).
El concepto de equivalencia entre masa y energía, enunciado por Einstein, no escapa en absoluto a estas consideraciones. La idea de que los procesos de cambios energéticos, obedece a una singular dialéctica que necesariamente involucran al observador, son ya totalmente aceptados en Física, desde que Heisenberg enunció su famoso "Principio de Incertidumbre".
Consecuentemente, llegar a la consideración del concepto de "libertad" de las partículas subatómicas para su estudio, involucra también descubrir un paralelismo de conceptos con el YING y el YANG.
Pero como la concepción del Mundo y el Universo de los Orientales es ORGANICISTA, no nos sorprende constatar que ellos fueron los primeros en enunciar los ciclos biológicos y el "ritmo" en todas las cosas; no debemos olvidar que nuestra Ciencia Positivista, es Anti-Creacionista por definición comtiana.
La necesidad de comprender de qué manera la energía que da vida y trasciende la Naturaleza es una en el Todo y que el Todo está en cada una de sus partes, (Principio absolutamente HOLISTICO); que sólo habiendo Ritmo nace el concepto de Tiempo y genera su ámbito natural que es el ESPACIO, y que uno no puede existir sin el otro, nos muestra –finalmente- el trascendente juego dialéctico constante.
En el YANG, predomina lo masculino, lo lógico, el calor; pero lleva en su seno el germen del YING, que es lo femenino, lo suave, la tierra. Este, a su vez, lleva la semilla del YANG. Cuando uno de ellos llega a sus valores máximos, comienza a agotarse en sí mismo para empezar a retrotraerse y dar lugar al incremento del otro.
Veamos, sino, lo ocurrido con nuestro querido Occidente. Nuestra cultura ha favorecido con insistencia al YANG, (masculino, valoraciones y actitudes agresivas), y ha descuidado el equilibrio con su complementario YING, o femenino.
Hemos favorecido la presunción sobre la integración; hemos abusado del análisis sobre la síntesis, el conocimiento racional particionista sobre la sabiduría intuitiva, la ciencia sobre la religión, la competencia sobre la cooperación, la expansión y el dominio sobre la conservación, y así sucesivamente. Este "desarrollo" parcial, está llegando ya, a una etapa alarmante, con el estallido de una crisis de dimensiones sociales, ecológicas, éticas y espirituales, que nos pre-anuncian “algún cambio”.
Sin embargo, al mismo tiempo, somos testigos del comienzo de un irreversible movimiento que podríamos definir como EVOLUCIONARIO, que parece ilustrar el antiguo aserto chino que dice: "...el Yang, habiendo alcanzado su punto culminante, se retira en favor del Ying".
Observemos que desde los años sesenta, se comenzaron a generar toda una serie de movimientos sociales, que pareciera que todos apuntan en la misma dirección: La creciente preocupación por la Ecología, el fuerte interés por el Misticismo, el aumento de la Conciencia Feminista y el redescubrimiento de los acercamientos Holísticos a la Salud y a las Terapéuticas; los movimientos de expresión ciudadana capaces de “remover”gobiernos, antes de la cesación de sus períodos constitucionales, etc., son todas ellas, manifestaciones de una misma “onda-mundial-evolucionaria”.
Todas contrarrestan el exceso de énfasis de lo racional, de las actitudes y valores agresivos y dominantes, faltos de valores humanos y tratan de recuperar el equilibrio entre los lados “demasiado agresivo” (masculino y machista), y el “femenino”(más cooperativista, más reconocedor de los derechos individuales), de la naturaleza humana.
Así vemos pues, cómo la consciencia de una profunda armonía entre la visión del mundo por la física moderna y la astronomía actual, por un lado, y las visiones del misticismo oriental, por el otro, aparecen ahora como partes integrantes de una transformación cultural, mucho más trascendente, que conduce a la emergencia de una nueva concepción de la realidad. Esto, necesariamente, requerirá un cambio fundamental en nuestros pensamientos, percepciones y valores.
Un simple análisis nos hace tomar cuenta, que los paralelismos observados con la visión Oriental del Universo, no se agotan en la Física; los vemos aparecer también en la Biología, la Psicología, la Sociología y demás ciencias. Ya la psicología y la biología, en una aproximación más reciente al pensamiento de Oriente, está dejando de considerar al "sujeto materia" aislado del fenómeno que se estudia.
Ya se discuten abiertamente, ideas trascendentales como el libre albedrío, la muerte y el nacimiento, y la naturaleza misma de la vida; la mente, la consciencia y la evolución, con absoluta prescindencia de dogmas y moldes arcaicos.
Oriente siempre nos ha ofrecido una visión armónica sobre estos conceptos, desde milenios. Recién ahora, en Occidente, se está em pezando a comprender.
Creo, sinceramente que el buscar el equilibrio, dándonos cuenta de la importancia que implica para nuestra evolución el aporte trascendente de otras corrientes cosmológicas, como en este caso las de oriente, tomando –fundamentalmente- el fondo filosófico de muchas cosas de ellos, con elementos más consistentes para nuestras teorías modernas, nos ahorrarían tiempo y dolores de cabeza.
Finalmente quiero rescatarles una de las imágenes cosmológicas más hermosas de la milenaria India, y que es coincidente con las concepciones actuales. Está basada en el mito hindú a que hacía referencia más arriba, y trata sobre la obra divina -llamada “LILA”- en la que Brahma se transforma a sí mismo en el Universo.
LILA es una obra rítmica, que continúa en ciclos interminables: el Uno convirtiéndose en los muchos y los muchos volviendo a ser Uno.
En el Bhagavad-Gita, el dios KRISHNA describe, precisamente, esta obra rítmica de la Creación, con los términos siguientes:
"...Al final de la noche de los tiempos,
Todas las cosas retornan a mi Naturaleza;
Y cuando el nuevo día de los tiempos comienza,
Las llevo de nuevo a la Luz.
Así, a través de mi Naturaleza,
YO HAGO nacer toda Creación;
Y ésta, rueda alrededor de los Círculos del Tiempo.
Pero Yo no estoy ligado
A este vasto trabajo de la Creación;
YO SOY y YO observo
El drama de las obras...
YO vigilo, y en el trabajo de Creación,
La Naturaleza produce todo aquello que se mueve y que no se mueve;
Y de este modo, giran las revoluciones del Mundo..."
(op.cit. 9.7-10)
Como podemos apreciar, además de anotarnos con elegancia que ya sabían que el mundo gira, constatamos que los sabios hindúes, en este caso, no tenían miedo de identificar esta Obra Divina rítmica, con la Evolución del Cosmos como un Todo.
Ellos representan el Universo, desde hace miles de años, como en una periódica EXPANSION y CONTRACCION y le dieron el nombre de "kalpa" al período de tiempo inimaginable, entre el principio y el final de una Creación.
La escala de este antiguo mito, es verdaderamente asombrosa, sumándosele aún, algo que a nuestros científicos les falta: Poesía.
A pesar de todo, al hombre occidental le ha llevado más de dos mil años producir de nuevo un concepto similar. Lo lamentable, es que ha vuelto a perder una oportunidad histórica y –por qué no- trascendente; porque la denominó de una manera estúpida, fea y carente de poesía y misticismo; como no podía ser de otra manera, en nuestras costumbres tan actualizadas prácticas y “onomatopéyicas”, la llamó: "Big-Bang...!!!"
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