FUNDACION ALBERT EINSTEIN DE LA REPUBLICA ARGENTINA



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PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA. Fue creada en el año 1974 en la Ciudad de Córdoba, República Argentina por su actual presidente, el Dr. Armando Oscar Gross (quien ostenta los títulos universitarios de: Médico Cirujano, Tocoginecólogo, e Ingeniero Electrónico). Al año siguiente, abrió una filial en Buenos Aires y recién en el año 1995, se abrió otra filial en la Ciudad de Neuquén, Patagonia Argentina. Todas poseen sus correspondientes matrículas otorgadas por decretos de los Poderes Ejecutivos respectivos de cada Provincia, según lo establecen los requisitos legales de Personas Jurídicas. Nuestros integrantes pertenecen a dos grupos: los que están siempre dedicando tiempo a las distintas investigaciones de la Fundación, con líneas orientadas fundamentalmente a las áreas de la PSICOBIOFISICA y de la INMUNOGENÉTICA; y el otro grupo, conformado por Profesionales e Investigadores independientes INVITADOS a participar con sus trabajos, los cuales, ameritan ser publicados en este sitio de la web, por significar un verdadero aporte a la Cultura, y de cualquier área del Conocimiento, totalmente despojados de parcialidades, prejuicios raciales y/o fundamentalismos religiosos. Por supuesto, a todos ellos nuestro total reconocimiento. Cada trabajo que Usted encuentre en este sitio, está firmado por su correspondiente autor. Si necesita informaciones adicionales, o realizar alguna crítica, puede hacernos llegar sus comentarios, haciendo "clic" en "Contáctenos". Muchas Gracias.

APOCALIPSIS... ¿NOW? (Segunda parte)

por Armando Oscar Gross
Artículo publicado en la Revista STENDEK (Alemania) Nro.207 de marzo de 1993.-

En el número anterior habíamos comenzado con un análisis del Apocalipsis, realizado desde una óptica muy especial.
Puntualmente, habíamos establecido lo que significaba para nosotros el Capítulo IX del citado libro, como un mensaje técnico escrito por tecnólogos de la antigüedad, destinado a los tecnólogos del futuro, traducido a un código rural, apto para ser transmitido por hombres de mentalidad campesina, a fin de que el verdadero mensaje de fondo no se pierda.
Hicimos una referencia muy importante a la metodología utilizada por nosotros, con herramientas de trabajo como la Informaciología. Y apuntábamos también, la importancia que reviste el tema, desde el punto de vista de la "Hipótesis Extraterrestre".
Considero fundamental que el lector consulte la Primera Parte del presente trabajo, a los efectos de no tener que repetir conceptos; asimismo, para que tampoco se forme una opinión equivocada con lo que venimos diciendo.
Siguiendo con la misma metodología de trabajo, prometimos analizar el Capítulo X del Apocalipsis; como ya lo anticipáramos, está referido a la cohetería. Aconsejamos tener a mano una Biblia para seguir el texto.
Comienza, entonces, el citado capítulo décimo, diciendo:
"Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Y tenía en su mano un librito abierto (en versiones más originales dice "un rollo"); y puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra; Y clamó con grande voz, como cuando un gran león ruge; y cuando hubo clamado siete truenos hablaron sus voces. Y el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive para siempre jamás que el tiempo no será más".
Para el lector que ha seguido nuestra exposición desde el número anterior, y que ya conoce el método para la interpretación, estoy seguro que no necesita muchas explicaciones.
A pesar de todo, algunas consideraciones se imponen. No puedo hacer abstracción de la calidad técnico-poética que caracteriza en general a todo el texto; asimismo la síntesis apretada con que magistralmente se exponen las características del cohete.
Ya dije en la entrega anterior, que en todo el Apocalipsis se hace gala de cómo una refinada tecnología puede anhebrarse en la trama de una depurada poesía. De este modo, vemos al cohete asemejado a un ángel fuerte que tiene el cuerpo entre las nubes y se sostiene sobre los mares y continentes sobre dos piernas de fuego.
Al despegar el cohete, su cabeza se ilumina como un Sol, sintiéndose un rugido como el de un león, cual si prometiera llevar la vida terrestre a su extinción con su ojiva nuclear.

En la entrega anterior, hacía referencia al significado de la peregrina cita que se hace, en el Capítulo IX, del número cinco. Allí los acontecimientos que se narran, se desenvuelven en la superficie de la Tierra. Esto lo sabemos, porque los puntos cardinales aludidos -cinco- así nos lo indican: Norte, Sud, Este, Oeste y Centro de Coordenadas.
Pero en el Capítulo X, que como venimos diciendo está referido a la cohetería, cuando el cohete despega, se dice que: “...siete truenos hablaron sus voces...” en clara alusión a los puntos cardinales que se deben utilizar en el espacio; además de los cinco referidos anteriormente debemos sumarles el Zenit (arriba) y el Nadir (abajo).
Hay otras expresiones del código apocalíptico que se repiten con igual significado una y otra vez. Por ejemplo, el "Arco Celeste". Éste corresponde al ordenamiento -del tipo Arco Iris- que tienen los colores de los planetas del Sistema Solar, y que se comprueba con espectrografía astronómica, fundamentalmente en el espacio que se extiende más allá de Marte.
Otra expresión importante del código es "...aquél que vive por siempre jamás", que se aplica a la energía en general y, en particular, a la energía atómica.
Cuando hace referencia a que el COHETE (el ángel), levantó su mano al cielo, la figura no puede ser más exacta. Recordemos que si nos atenemos a los más rigurosos principios científicos en lo referente a su concepción más depurada, es inexacto expresar -por ejemplo- que un cohete viaja a la Luna. Para los que conocen Física y Mecánica, saben muy bien lo que significa el principio de Galileo. Un sistema no afectado por fuerzas exteriores se mantiene indefinidamente en su estado de movimiento. En un enfoque más riguroso podemos decir lo mismo con otras palabras: invocando la Tercera Ley de Newton (Ley de Acción y Reacción) podemos afirmar que por acciones internas a un sistema mecánico, no podemos modificar la posición de su centro de gravedad.
Traducido todo esto al problema de la cohetería, quiere decir que el centro de gravedad de un cohete nunca puede llegar mucho más allá de la atmósfera terrestre. Este detalle, nos quiere significar que un cohete no viaja a la Luna, como generalmente se dice, sino que se estira desde la Tierra a la Luna. Ello es la causa de que un cohete que parte de la plataforma de lanzamiento con un millón de kilogramos de peso, llegue a destino con un peso de mil kilogramos: el resto se ha desparramado por el camino, soltando etapas y quemando combustible. Vemos entonces, el verdadero, genial, sintético y poético significado de la expresión: "... levantó su mano al cielo".
También se tiene en cuenta en el texto, la cronología de los hechos. Primero el cohete intercontinental (las recordadas bombas voladoras nazis V-1), y luego los cohetes espaciales. Asimismo, las connotaciones subyacentes a la utilización que en general se ha hecho de la cohetería en sus aplicaciones bélicas, son evidentes.
Más adelante, en otro versículo del mismo capítulo, encontramos: "...Y la voz que oí del cielo hablaba otra vez conmigo y decía: Ve y toma el librito (rollo) abierto, de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra. Y fuí al ángel diciéndole que me diese el librito, y él me dijo: Toma y trágalo; él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré; y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube devorado, fue amargo en mi vientre".
El "libro" de que habla el autor, que en otras traducciones más originales aparece como "rollo", evidentemente es un elemento que permite desarrollar la idea de lo cilíndrico. Y la alegoría que obtiene con esta equivalencia es notablemente acertada, pues dice que al comerse el rollo encontró que cuando lo tenía en la boca era dulce pero cuando llegó al vientre se indigestó. Estas expresiones no son otra cosa que la definición de lo que significó para nosotros la experiencia de la cohetería.
Proféticamente, nos advierte lo que ya hemos estado viviendo. El uso de la cohetería permitió regocijarnos con la idea de la conquista espacial, la Luna, Marte, los satélites espaciales, los transbordadores, el mensaje al espacio exterior, etc. Pero simultáneamente se fueron desarrollando las aplicaciones bélicas del sistema coheteril, con los misiles con cabezas y ojivas nucleares, haciendo que -finalmente- los cohetes se nos indigestaran.
Tal vez, para el apacible habitante de nuestra Patagonia Argentina, le resultaría muy instructivo escuchar algunas historias narradas por personas que estuvieron en Israel, cuando caían los misiles “Scut” lanzados por Hussein.
Es menester que toda la Humanidad la sienta como suya a la experiencia, lo piense y no lo olvide. Por ello el último versículo del citado capítulo X (vers.11) expresa:
" Y él me dice: Necesario es que profetices a muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes". Muy necesario por cierto.
Pero el punto que yo creo es el más emotivo del capítulo de los cohetes en donde el suspenso alcanza su mayor densidad, es aquél, cuando los siete truenos contestan a la voz del león.
En el versículo siete la voz que habla es la del séptimo ángel. Todo esto, en el código ya explicado, significa que estamos hablando de los "siete puntos cardinales" del espacio. O sea que habrá una respuesta a la salida del cohete con la mortífera ojiva nuclear; vendrá del espacio exterior y será tremenda: Siete truenos contra el rugido del pobre león.
Veamos textualmente:
"Y cuando los siete truenos hubieron hablado sus voces, yo iba a escribir, y oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han hablado y no las escribas. Pero en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comenzare a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado".
Es verdaderamente frustrante que sea aquí donde la "revelación" prometida (recordemos que APOCALIPSIS quiere decir REVELACION), se interrumpa.
Es el momento culminante, el "clímax" del libro, pero el mensaje se detiene y no habrá más remedio que esperar el desarrollo de los acontecimientos para saber qué habrá de pasar, con los misiles-cohetes con ojivas nucleares.
Como bien sabemos, éstos están dispuestos todavía en sus lugares estratégicos esperando la orden de algún iluminado estadista, para que comprobemos si es cierto o no, lo que nos dice el Apocalipsis.
Como lo expresamos en el número anterior, las respuestas que podamos arriesgar dependerán de la hipótesis que barajemos. El mensaje no puede ser una demostración de sí mismo. Pero si sustentamos la Hipótesis Extraterrestre, y como venimos diciendo, los autores percibieron nuestras tendencias hipócritas y suicidas a través de la Historia, es evidente que algunos acontecimientos ya los podemos reconocer.
Es evidente, también, que si el lector utiliza otra hipótesis de trabajo para su interpretación, también llegará a conclusiones posiblemente distintas.
De cualquier manera que sea, lo que sí es indiscutible y preocupante, a pesar del fin de la guerra fría, es que los miles de cohetes-misiles con ojivas nucleares apostados en tierra, aviones o submarinos, todavía existen. Y esto no es teoría.

Hasta la próxima...

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